martes, 10 de marzo de 2009

Declaración de Unidad Socialista de Izquierda

Declaración de Unidad Socialista de Izquierda

ImageCargill y arroceras: ni privadas ni controladas por el gobierno, los corruptos y la boliburguesía. Que sean expropiadas, administradas y controladas por sus trabajadores y el pueblo.
Gran revuelo nacional e internacional ha causado el anuncio del presidente Hugo Chávez de expropiar a la multinacional Cargill e intervenir las arroceras de Polar y Primor, algunas de las empresas responsables del desabastecimiento artificial y la especulación con los precios de artículos de primera necesidad de millones de venezolanos y venezolanas. 

(...). 
Estas “nacionalizaciones” han sido un completo fiasco. Las cooperativas establecidas en Inveval e Invepal, resultaron ser una nueva forma de tercerización laboral; eliminación de los sindicatos y de los contratos colectivos, y mantienen a esas empresas en crisis; mientras que, por otra parte, Invetex nunca inició operaciones. La “nacionalización” de la Faja del Orinoco, simplemente fue una compra de acciones que convirtió a las transnacionales, antes contratistas, en socias de PDVSA en el negocio petrolero. Las “expropiaciones” de las cementeras y de Sidor –en realidad, lucrativas compras para las transnacionales- presentadas con bombos y platillos, a estas alturas ni siquiera se han concretado. Y la anunciada “nacionalización” del Banco Venezuela, el gobierno decidió no realizarla. 

Las expropiaciones no pueden ser a costa de los beneficios contractuales 

Por otra parte, los trabajadores de las empresas arroceras ven con preocupación los anuncios unilaterales de “expropiación” por parte del gobierno, sin previa consulta con los sindicatos del sector, y esto no es para menos. Los trabajadores de estas empresas no quieren verse desmejorados en sus beneficios contractuales, los cuales son cuestionados y puestos en tela de juicio por el propio Presidente de la República, que en lugar de acabar con los groseros privilegios de los gerentes de las empresas públicas, ministros, gobernadores, alcaldes y diputados, critica las reivindicaciones que los trabajadores y sus organizaciones sindicales les han arrancado a la patronal, a través de la lucha y la movilización. Este temor también está determinado por el hecho de que los trabajadores del sector privado ya conocen la difícil situación que atraviesan los empleados de la administración pública, del Metro de Caracas, los petroleros, eléctricos, empresas básicas de Guayana y de las empresas gestionadas a través de cooperativas, donde el gobierno desconoce las contrataciones colectivas y ataca sin piedad a los sindicatos y su autonomía. Y por supuesto, no quieren que esto también se reedite en las arroceras. Todo esto con el agravante de que el presidente Chávez amenaza con militarizar el Metro y las empresas básicas, si estos sectores van a paro en defensa de las contrataciones colectivas y demás beneficios, criminalizando y restringiendo el derecho democrático a la huelga. 

Los socialistas revolucionarios debemos decirle con toda claridad a los trabajadores y al pueblo, que comprar empresas privadas y luego presentar esto como una medida que nos conduciría al socialismo es completamente falso y engañoso. Esto simplemente es más capitalismo de Estado, y la diatriba que hoy se evidencia a través de los medios entre el gobierno y las empresas “expropiadas”, no es más que una pelea por el control del mercado, entre el Estado capitalista, que aún persiste, y los empresarios privados del sector alimenticio, mientras que la banca y los importadores, continúan beneficiándose de las permisivas políticas gubernamentales. 

Asimismo, nuestro partido rechaza el método del gobierno de enfrentar a las comunidades populares con los trabajadores y sus organizaciones sindicales, tal como ocurrió en un cabildo abierto realizado recientemente en Guárico, colocando como contradictorios los derechos de unos y de otros, ya que ambos son parte del mismo pueblo. Esto divide a la clase trabajadora frente a nuestros verdaderos enemigos de clase que son los patronos, terratenientes y empresarios, y por supuesto, no allana el camino al verdadero socialismo. 

Estamos por el control obrero y popular de la producción de todas las empresas 

La única manera de conducir el proceso revolucionario por el camino del verdadero socialismo es pasando a Cargill, Arroz Primor, las arroceras del Grupo Polar, pero también a conglomerados alimenticios como Alfonso Rivas y Cía, los bancos, fábricas y comercios, a manos de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, Comités de Fábrica y a las comunidades organizadas. Es mediante el control directo de obreros, empleados y técnicos sobre la gestión, libros de contabilidad, equipos, almacenes y depósitos, de todas las empresas que pasen a ser propiedad estatal. Para los socialistas revolucionarios este proceso de control obrero de las empresas, debe priorizar el reconocimiento de todos los contratos colectivos y beneficios logrados por los trabajadores, y nunca en su menoscabo. 

Es necesario construir un partido revolucionario de los trabajadores y el pueblo 

Pero nada de esto lo va a realizar este gobierno, por ello es necesario que los trabajadores y el pueblo, además de continuar su actividad en las organizaciones de base, se organicen políticamente en un partido revolucionario, verdaderamente socialista y democrático, que no esté dedicado a “buscar cambures”, como dijo Müller Rojas, refiriéndose al PSUV, y que luche por el socialismo sin patronos, burócratas, empresas mixtas ni corruptos, a través de la movilización. 
Más Información: 

 http://www.laclase.info/ 

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